Wednesday, May 30, 2012

EL PODER DE LA ORACION

Mayo del 1961 fue algo diferente y especial.  No  fue el mayo esperado por todas las chicas para lavar sus caras con "la primera agua de mayo" y nunca tener arrugas.  No fue el mayo de la rima juvenil "Primero de mayo/postrero de abril/hazme soñar con el hombre/de mi porvenir."  

Fue un mayo preñado de hostilidad, rumores, tensión, miradas furtivas, situaciones inexplicables.  Fue sobre todo el mayo de la oración.  Los rosarios de la aurora se multiplicaron.  Las filas de los rezadores fueron más largas que nunca.  La procesión diaria de nuestra parroquia de San Antonio subía lentamente por la José Joaquín Pérez desde la Independencia, doblaba en la Bolívar y bajaba de vuelta a la iglesia por la Hermanos Deligne.  "Pequé, pequé Dios mío/piedad Señor, piedad/si grandes son mis culpas/mayor es tu bondad."  Resistencia pacífica.

Un rosario con velas en el patio del Colegio De la Salle se convirtió en una manifestación nocturna sin precedentes.  El recinto iluminado por los cirios era un mar de luces, un océano viviente enroscándose lentamente en una marejada de oración encrispada en protesta.  Se había dicho que sólo irían mujeres, esto para proteger a tantos esposos que tenían empleos gubernamentales y podrían perderlos si se descubría su presencia en un acto de esta índole.   Pero los hombres llegaron.  

Llegaron los padres desolados que habían perdido hijos durante la invasión del 1959 o la represión desatada de ahí en adelante; llegaron los hombres que sentían el deber de escoltar y defender a sus esposas y a sus hijas en caso de disturbio por parte de las autoridades.  Llegaron los jóvenes estudiantes que soslayaban un futuro incierto si las cosas continuaban como iban.

También llegaron los agentes del SIM en sus carricoches VW, se estacionaron por todo el rededor y nos miraban con caras de "ya sé quién eres y ya sabes lo que te espera".  Mamy, muy seria, diciéndome que no me alejara de ella y no los mirara.  Recuerdo que Papy nos dejó en la puerta del colegio y fue a buscar parqueo y no volvimos a verlo hasta que llegamos de vuelta a casa, era tanta la gente que fue más fácil caminar por la Bolívar que tratar de esperarlo.  

Aurora tras aurora, noche tras noche, oración y petición.

Y ese día 31, el último del mes de mayo, hubo respuesta.


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INVITACION AL RECUERDO

Los dominicanos que nacimos entre 1930 y 1961 nacimos en La Era. Los que nacimos en La Era aprendimos desde la cuna a hablar poco y callar todo. Los que nacimos en La Era sabíamos por ósmosis que vivíamos en el terror. Lo sabíamos aunque nadie nos lo explicara. Los que nacimos en La Era recordamos tiempos tan apacibles que tenían que ser un mito. Y así era. Debajo de esa engañosa tranquilidad había un tumulto de horrores y temor que lo empañaba todo. Y aún así vivimos una niñez dorada... ESTE ES EL SITIO PARA RECORDAR...

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