Tuesday, June 19, 2012

UN SABADO CUALQUIERA

Un sábado cualquiera.  Poco tiempo después de mudarnos a Gazcue, suena el timbre de la puerta.  "Doña, la buscan".  Acompañada de dos guardias entra una mujercita cuya mejor descripción sería la de gallina semidesplumada.  Sandalias de tacón, canillas, arrugas, peluza rizada y teñida de un color rucio que le haría competencia a la arena de mi playa favorita en Puerto Plata.  La "dama" explica con mucho gesto que viene a llevarse las lámparas porque son de ella. 


--¿Las lámparas?  ¿Las de mi sala y mi comedor?


 --Sí, esas mismas, son mías, que me las regalaron los que vivían aquí anteriormente. 


 --Pues pase y lléveselas.  


Los guardias se encaraman en sillas -ni ocurrírseles traer escalera- y desmontan las dos lámparas colgantes.  Como despedida, la mujercita señala:  


--Aquí falta el retrato del Jefe.


Al caer la tarde vuelve Papy.  Mamy le cuenta lo sucedido.


--No te preocupes, ahora vamos a la Curacao y compramos otras.   


--Sí, responde ella, pero no muy caras, por si vuelve.  Oh, y también un retrato del hombre.


Un sábado cualquiera durante La Era.


p.d. La mujercita era Nieves Luisa - hermana del "Jefe".



Saturday, June 16, 2012

COMO FUE Y COMO ES

Cuchicheo a puertas cerradas.  Palabras oídas al azar.  "Niña, por Dios, ve a jugar con tus muñecas, que esta conversación es de gente grande".  A los once años todavía jugaba con muñecas.  ¿Lo hace alguna niña de hoy?  A los once años, entre juegos y muñecas y libros, siempre libros, muchos libros, sentada en alguna esquina, debajo de la mesa grande y rústica de los abuelos, haciéndome invisible y oyendo, discerniendo, interpretando los susurros, los cuchicheos, las palabras entrecortadas.  


"Y entonces los cortaron, los amarrron, los quemaron, los patearon, los tiraron, los colgaron, les metieron, les entraron, les sacaron..."  Horror, horror, horror, electricidad, pinzas, sillas, clavos, tortura, martirio.  No hay película, por sangrienta que sea, que sobrepase el horror de esas palabras y las imágenes creadas en una imaginación infantil.  


La evidencia apareció después que los de La Era se fueron en el avión donde no cupieron todos sus cómplices.  "Policía, abre el ojo, que tú no cabes en el avión" se gritaba por las calles.  A imitación del nazismo tomaron fotos de sus actos asquerosos.  Brutos.  Ignorantes.  Sanguinarios.  


Pues sí, así fue.  Como se ve en las fotos.  Y peor aún como se veía en la imaginación.  ¿Y cómo es ahora?  ¿Si le preguntamos a un niño de hoy, qué respondería?  ¿Se enseña esta parte de nuestra historia en la escuelas?  ¿Se acuerdan los abuelos de algo de estos años funestos, suficiente para contarlo?  No tengo respuesta.  ¿Alguien la tiene?


Gracias del alma a Pedro Genaro Rodriguez por permitirme usar su magnífica foto.

Sunday, June 10, 2012

NO FUE UN SUEÑO

No, no me lo soñé.  No fue una falsa memoria despertada por Mauricio Babilonia.  Las mariposas amarillas sí venían a la capital y dejaban todo cubierto de un polvillo dorado.  Eran nubes migratorias que ocultaban el cielo.  Los limpiavidrios de los carros las empujaban.  Recuerdo el Mercury color champaña de Papy cubierto de ese oro en polvo y él quejándose de que había que pasarle un trapo.  Ah, hombre dominicano que hasta para lo más sencillo necesitas un trabajador, un sirviente.    Se oían anuncios radiales del servicio civil:  "Poca visibilidad debido a las mariposas".   Como siempre he dicho, la niñez en La Era no fue todo un martirio; fue una niñez dorada y mágica en un país ultra tranquilo, ultra seguro, siempre y cuando no te metieras con "ellos", los inmencionables.  Una pequeña ciudad absolutamente limpia y callada donde  las orugas enormes desnudaban  los árboles bombax  y las plumerias de Gazcue para luego metamorfosear en imponentes mariposas negras.   Y sobre todo las mariposas amarillas esperadas cada año para marcar el final de nuestra brevísima primavera. ¿Cuándo dejaron de migrar?  ¿Quién notó su ausencia durante los años siguientes al final de la dictadura?  ¿Estábamos todos tan ocupados tratando de forjar una patria diferente que no había tiempo para pensar en 'maripositas volando'?  Las nuevas generaciones nunca sabrán de la magia de un aire lleno de oro suspendido.  Probablemente piensen que éste no es más que otro cuento nostálgico.  Pero sí existieron.  Sí volaban de oeste a este dejando a su paso el único oro que no se  llevaron los peninsulares y que no  pudieron explotar "ellos", los de La Era.

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INVITACION AL RECUERDO

Los dominicanos que nacimos entre 1930 y 1961 nacimos en La Era. Los que nacimos en La Era aprendimos desde la cuna a hablar poco y callar todo. Los que nacimos en La Era sabíamos por ósmosis que vivíamos en el terror. Lo sabíamos aunque nadie nos lo explicara. Los que nacimos en La Era recordamos tiempos tan apacibles que tenían que ser un mito. Y así era. Debajo de esa engañosa tranquilidad había un tumulto de horrores y temor que lo empañaba todo. Y aún así vivimos una niñez dorada... ESTE ES EL SITIO PARA RECORDAR...

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