Thursday, April 12, 2012

DOS PRIMAS Y UN RECUERDO

1958 - El joven fotógrafo dijo estar encantado con los ojos de estas primas. En mi familia nadie tomaba fotos; para cada ocasión se llamaba a un fotógrafo profesional. Fotos en grupo, todos siempre serios o medio sonreidos, formales, con un trasiego victoriano a mediados del siglo veinte. Recuerdo haber jugado con una vieja Rolleiflex olvidada en alguna gaveta de los abuelos pero nunca usada por los adultos.
Sucedió durante una fiesta familiar en casa de uno de los tíos. Este fotógrafo era diferente. Con algo de Papparazzo, buscó la manera de plasmar personalidad en cada una de las tomas de esa tarde. Cuando las fotos llegaron se comentó que el muchacho tenía talento y llegaría lejos. No volvimos a saber de él hasta que unos dos años después el tío que lo había contratado nos contó su historia. En busca de mejoría en su vida, el joven se enlistó en las Fuerzas Armadas. Su trabajo lo llevó a fotografiar la invasión del 14 de junio de 1959 y más adelante la tortura y muerte de sus héroes. El corazón artístico de un joven amante de la vida y la belleza se volcó ante el horror que captó en sus imágenes sangrientas. Un rollo de película se puede velar, un negativo se puede quemar; la mente de este ser humano no pudo aceptar ni borrar ni velar ni quemar lo que sus ojos y sus oídos habían presenciado. Al poco tiempo, como otra víctima sin nombre de La Era, se suicidó.

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INVITACION AL RECUERDO

Los dominicanos que nacimos entre 1930 y 1961 nacimos en La Era. Los que nacimos en La Era aprendimos desde la cuna a hablar poco y callar todo. Los que nacimos en La Era sabíamos por ósmosis que vivíamos en el terror. Lo sabíamos aunque nadie nos lo explicara. Los que nacimos en La Era recordamos tiempos tan apacibles que tenían que ser un mito. Y así era. Debajo de esa engañosa tranquilidad había un tumulto de horrores y temor que lo empañaba todo. Y aún así vivimos una niñez dorada... ESTE ES EL SITIO PARA RECORDAR...

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