Mayo del 1961 fue algo diferente y especial. No fue el mayo esperado por todas las chicas para lavar sus caras con "la primera agua de mayo" y nunca tener arrugas. No fue el mayo de la rima juvenil "Primero de mayo/postrero de abril/hazme soñar con el hombre/de mi porvenir."
Fue un mayo preñado de hostilidad, rumores, tensión, miradas furtivas, situaciones inexplicables. Fue sobre todo el mayo de la oración. Los rosarios de la aurora se multiplicaron. Las filas de los rezadores fueron más largas que nunca. La procesión diaria de nuestra parroquia de San Antonio subía lentamente por la José Joaquín Pérez desde la Independencia, doblaba en la Bolívar y bajaba de vuelta a la iglesia por la Hermanos Deligne. "Pequé, pequé Dios mío/piedad Señor, piedad/si grandes son mis culpas/mayor es tu bondad." Resistencia pacífica.
Un rosario con velas en el patio del Colegio De la Salle se convirtió en una manifestación nocturna sin precedentes. El recinto iluminado por los cirios era un mar de luces, un océano viviente enroscándose lentamente en una marejada de oración encrispada en protesta. Se había dicho que sólo irían mujeres, esto para proteger a tantos esposos que tenían empleos gubernamentales y podrían perderlos si se descubría su presencia en un acto de esta índole. Pero los hombres llegaron.
Llegaron los padres desolados que habían perdido hijos durante la invasión del 1959 o la represión desatada de ahí en adelante; llegaron los hombres que sentían el deber de escoltar y defender a sus esposas y a sus hijas en caso de disturbio por parte de las autoridades. Llegaron los jóvenes estudiantes que soslayaban un futuro incierto si las cosas continuaban como iban.
También llegaron los agentes del SIM en sus carricoches VW, se estacionaron por todo el rededor y nos miraban con caras de "ya sé quién eres y ya sabes lo que te espera". Mamy, muy seria, diciéndome que no me alejara de ella y no los mirara. Recuerdo que Papy nos dejó en la puerta del colegio y fue a buscar parqueo y no volvimos a verlo hasta que llegamos de vuelta a casa, era tanta la gente que fue más fácil caminar por la Bolívar que tratar de esperarlo.
Aurora tras aurora, noche tras noche, oración y petición.
Y ese día 31, el último del mes de mayo, hubo respuesta.
Busco ese idealismo como aguja en un pajar y no lo encuentro. Oyendo a Hugo Tolentino me identifico plenamente, pero a la mayoría de la gente le suena pasado de moda. Aquí en la isla la gente continúa tratando de mantener el status quo, un día nos levantaremos para ver que todo ha cambiado y entonces todos lo lamentaremos. Talvez sea muy tarde para orar!
ReplyDeleteGracias, Penélope, no podemos ni intentar creer que las cosas cambiarán de la noche a la mañana, pero para orar nunca es tarde!
ReplyDeleteAy Carmen! Qué entrada!!! Como dice Penélope, a la gente le parece que el que recuerda está "Passé", pero es peor, ahora los que tienen memoria son parias y de repente comienza a surgir un sentimiento Neo-Trujillista que pretende sustituir un mal con otro. Los males hay que eliminarlos y ya, no fomentarlos. La honradez es en mi opinión, mucho más contundente que un gobierno de mano dura, sobre todo porque no hay quien la cuestione. Un gobierno honrado desde la CABEZA mandará un mensaje claro a sus funcionarios.
ReplyDeleteMe encanta ser tu amigo por muchísimas razones, pero sobre todo, porque eres una de las personas que me puedes hablar de esa parte de la historia nuestra con una perspectiva distinta. GRACIAS CARMEN!!!
Ya te comenté mi admiración cuando descubrí tu blog ...y me reitero en la misma; me encanta la sutileza con que describes tiempos tan intensos y tan interesantes desde la percepción de quien lo ha vivido y lo ha sufrido. Yo me sentaría contigo en una mecedora, en una galería de gazcue, sin prisas y sin tiempos solo para dejarte hablar y empaparme de tanta historia....sería estupendo, sería un privilegio....sigue escribiendo, "plis"
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