Saturday, September 28, 2013

EL ENLACE

"Radio Punta Arenas", "Desde La Habana, Cuba, esta es la CMQ", "Ici Radio France International", "This is the BBC", "The Voice of America".

En la quietud de la noche tropical y a bajo volumen, se oían las voces y los acentos de otros países.  Se escuchaban noticias que al día siguiente se pasaban en voz baja en un juego macabro de "telégrafo".  

Muchas veces, en el mejor momento estallaba la estática ya fuera por razones atmosféricas o por el 'jamming' de los agentes de la represión.    A veces por semanas era imposible sintonizar alguna estación venezolana o argentina que de repente volvía a deleitarnos con su música, pero sobre todo con su información.  

Esos radios, precursores por muchos años de la red cibernética que hoy nos abruma, eran nuestra vía de escape al igual que nuestra línea de contacto más directo con el resto del mundo.   En un país donde conseguir un pasaporte sin ser participante en el régimen era una imposibilidad, el radio era la ventana abierta, el cerrojo levantado que nos invitaba a soñar con otras tierras, otros afanes y con aquella idea misteriosa, sublime, esotérica, llamada "Libertad".    

Sabíamos de memoria las siglas de cada estación y en qué momento sintonizarlas.  Sabíamos que había un ancho mundo detrás de esos tubos de vidrio y esos botones de bakelita.  Lo que no sabíamos y tal vez ni nos atrevíamos a preguntarlo, era si los habitantes de aquellos mundos lejanos sabían que existíamos.  

Tuesday, June 25, 2013

"NO FUE FACIL LA ERA"

En estos días y refiriéndose a esta foto, un joven  afecto al régimen de los 31 años hizo la observación de que en aquellos tiempos hasta los obreros andaban bien vestidos.  No se veían desarrapados en la brillante ciudad donde mandaban sus antepasados.  Naturalmente que tuve que muy dominicana- mente pararle el coche.  En la Calle del Conde no se veían desarrapados, es verdad, porque cuando tenían la temeridad de acercarse a sus alrededores, los guardias los recogían y los mandaban sabe Dios dónde.  Si el jovenzuelo imberbe empeñado en loar lo que no conoce y no vivió hubiera subido a la José Trujillo Valdez, se hubiera adentrado en Gualey o en Guachupita, o hubiera cruzado el río y visitado Villa Duarte y zonas aledañas hubiera visto pobreza, prostitución, sucio, desidia y harapos.  En el centro de la ciudad, y sobre todo en El Conde, ningún hombre se atrevía a caminar con el saco doblado sobre el brazo.  ¿Saben por qué?  Porque podía estar escondiendo un arma.  En el centro de la ciudad estaba prohibido correr por las calzadas.  ¿Saben por qué?  Porque un grupo de jóvenes corriendo bien podían empezar una manifestación que hubiera podido escalar a un acto contra el gobierno.  Eso mismo les sucedió a un grupo de jóvenes evangélicos puertorriqueños que en los años 50 vinieron de visita al país invitados por la Iglesia Evangélica Dominicanana.  Iban retrasados y empezaron a correr por pleno Conde.  La policía los detuvo por desorden público y el Sr. Postigo de la Librería Amengual tuvo que hablar bonito para que los soltaran.  Entonces... ¿Quién temía a quién?  Aquellos en la cumbre miraban temerosos a sus lacayos y por eso mantenían su  férrea represión.  Bien sabían que tarde o temprano el puño no les iba a alcanzar.  Sí, mi joven y equivocado amiguito, la única verdad que ha salido de tus labios con respecto al régimen ha sido ésa...  "No fue fácil La Era".  

Wednesday, June 19, 2013

AL FIN!

No es mi historia, por lo tanto nunca me atreví a hacer mención de ella.  Sólo recuerdo los comentarios en voz baja de mi madre y sus hermanas sobre la tragedia acontecida.  Sobre los celos, el amor no correspondido, las muertes inexplicadas.  Algo que más bien parecía de folletín, de película mexicana, lo que en estos tiempos sería telenovela de trama inverosímil.  Pero los rumores siempre llevan algo de verdad y la verdad en este caso era horripilante.  Dos jóvenes enamorados, llenos de vida y una amiga cercana, petulante, altanera, envidiosa y sobre todo, poderosa.  La verdad estará en las palabras de la hija que nunca conoció a sus padres.  Ahí lo dejo, porque como dije al principio, no es mi historia.  

Tuesday, April 30, 2013

SINCRETISMO

Pues yo diría que por qué no.  Si los conquistadores siempre construyen sus templos sobre los templos de los conquistados.  Si los hombres probos desaparecen del escenario ya sea por fuerza o por temor.  Si esperamos y deseamos que un jefe máximo -un dios- nos resuelva todos los problemas.

Entonces no queda más remedio que prenderle una vela al mismo demonio y contar con los resultados.  El Jefe nos regalará una casa,  nos mandará a la escuela, nos dará empleo y cuando tengamos hijos seremos compadres porque El Jefe será el padrino.  Prendemos la vela.  Cerramos los ojos.  Nos arrodillamos y le rogamos al Jefe que nos cuide y nos proteja.  Después le rogamos a San Rafael que proteja al Jefe.  Con El Jefe lo tenemos todo y no le tememos a nada.  Por eso lo veneramos. 

Fuimos un pueblo conquistado, humillado, vejado, violado, donde 'ellos', los de La Era, construyeron su gran vida sobre los cimientos de nuestras costillas.  
Un pueblo que cerraba los ojos y se tapaba los oídos tratando sin éxito de ni ver la blasfemia, ni oir el grito de "Viva el Jefe" del que no podíamos escapar.  


Sunday, April 21, 2013

LADRONES DE RELOJES

Foto: Conrado - Archivo General de la Nación

Se robaban los relojes.  ¿Quiénes?  Ya los vemos.  ¿Dónde?  Por ahí.  No importa.  ¿Cuándo?  En los tiempos de La Era.  ¿Cómo?  Sin duda los guardias les sacaron la información sin mucha dificultad.  ¿Por qué?  Al mirar sus rostros la respuesta es  clara.   Hambre.  Necesidad.  Falta de educación. Pero no.  No es posible. En La Era no existía hambre, ni necesidad, ni ignorancia.  Oh no.  No había ladrones.  Se dormía con las ventanas abiertas y las puertas sin cerrojos.  El Jefe llenaba todas la barrigas.  El Jefe daba educación a todos.  Sus mejores amigos eran los hombres de trabajo.  

Pero tengo preguntas aún más urgentes.  ¿Vivieron para contarlo?  ¿Sobrevivirían la paliza que indudablemente les esperaba?  Los correazos y las patadas hasta orinarse.  Los labios partidos, los ojos hinchados.  ¿Están vivos aún?  ¿Se convertiría alguno de ellos en cómplice de la dictadura?  ¿Lo vi alguna vez pasar por mi casa, con su sombrerito y sus gafas oscuras, manejando un Volkswagen?  ¿Me sonrió despectivamente tratando de amedrentarme?  

Prefiero imaginar que sus destinos fueron más apacibles, aunque lo dudo.  Prefiero pensar que robaban relojes porque deseaban parar el tiempo.  Querían detener el tic-tac malévolo que nos arrastraba en aquella  noche constante que se embozaba en una capa de cielo azul y sol brillante.  O quizás querían acelerar las horas hasta que el caos nos destruyera de una vez por todas. 

Sí.  Esa es la explicación.  Esos ladrones de relojes sólo deseaban cambiar los tiempos.  


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INVITACION AL RECUERDO

Los dominicanos que nacimos entre 1930 y 1961 nacimos en La Era. Los que nacimos en La Era aprendimos desde la cuna a hablar poco y callar todo. Los que nacimos en La Era sabíamos por ósmosis que vivíamos en el terror. Lo sabíamos aunque nadie nos lo explicara. Los que nacimos en La Era recordamos tiempos tan apacibles que tenían que ser un mito. Y así era. Debajo de esa engañosa tranquilidad había un tumulto de horrores y temor que lo empañaba todo. Y aún así vivimos una niñez dorada... ESTE ES EL SITIO PARA RECORDAR...

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