NO PISE LA GRAMA --- NO CORTE LAS FLORES ---
CUIDE SU JARDIN
Absolutamente, damas y caballeros, niñas y niños, cuidado con cortar los cigarrones, todos del mismo color y plantados como batallones de soldados en atención con crestas rojas en los kepis. Los 'tú y yo', con sus espinas como cimitarras talibanescas nos mantenían al margen, obligándonos a pasear sólo por las calzadas impecables. Cuidado con pisar la grama mi vida, porque viene el guardia y te lleva presa. Había columpios, subibajas y montaña rusa. El estanque se había convertido en piscina donde 'nadaban' los tigueritos, pero los niños de mamá ni pensar en meter los pies. Ni mires para allá, eso está lleno de parásitos. Este balneario improvisado era una aberración pasada por alto por los guardias y vigilantes probablemente hastiados por la imposibilidad de contener a la muchachada durante la canícula. Era un parque de plano monumental y gran elegancia. En la parte posterior, un pabellón parcialmente ocupado por la escuela de ballet donde aprendí las cinco posiciones, el plié, el demi-plié y el arabesque con 'La Madame' sentada en su silla y marcando el compás con el bastón. Al lado oeste, más cerca de la Crucero Ahrens, había otro estanque pequeño y mágico donde los renacuajos se convertían en ranas ante nuestros ojos asombrados y la estatua de Baden Powell, no el jazzista brasileño sino el creador de los Boy Scouts, nos miraba con ojos que parecían decir, Se embromaron, miren en qué país les tocó nacer. Al cruzar la Crucero Ahrens, en la esquina con el malecón, el edificio del Partido Dominicano. El único partido necesario ya que las elecciones siempre las ganaba el mismo candidato o alguien designado por él. "Mis Mejores Amigos son los Hombres de Trabajo". Lema a luces de neón en la fachada. Adentro, me imagino, ya que nunca entré hasta que se convirtió en el Conservatorio de Música, después de La Era, los burócratas en su empeño de mantener a todos los dominicanos al día con su 'Palmita', que era el carnet de los miembros. Y si no tienes tu palmita vas a pasar vicisitudes para conseguir un empleito, mi hijo, así que mejor ve a inscribirte. Un parque digno de La Ciudad más Limpia de América. Un parque donde frecuentemente a primera luz del día aparecían cadáveres que nadie se atrevía a identificar. Los renacuajos, prosiguiendo con su metamórfosis milenaria, eran los únicos testigos en la noche tenebrosa de La Era.
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