Wednesday, July 22, 2009
EL PARQUE RAMFIS
Monday, July 20, 2009
COMO ME LO CONTARON TE LO CUENTO
Verdad o no, la historia es que un joven sentado en el Parque Colón leía El Caribe una fresca mañana caribeña. Corría el año 1958, el mundo cambiaba, se sentían corrientes políticas aciclonadas, había agitación por toda latinoamérica, barbudos en la Sierra Maestra. Y en nuestra soñolienta capital todo seguía tan superficialmente tranquilo como siempre. El joven, en su furor juvenil, exclamó, "¡Oyeme, pero este periódico no trae noticias de ná!" Para su eterno sentir sus palabras llegaron a los oídos de un guardia que hacía yuca por los frentes del cine Capitolio. Se apersonó el defensor de La Era y con un macanazo por los fundillos al aturdido jovenzuelo, lo levantó en vilo. "¿Cómo que no trae noticias de ná? Párese ahí y empiece a leer, carajo. Y Viva El Jefe!" El joven pasó el resto del día de pie ante la estatua de Colón leyendo pausadamente desde el encabezado hasta el último anuncio de "Se traspasa negocio por no poderlo atender su dueño" habiendo antes pasado por Avivato y Trucutú. ¡Oh, qué realmente gloriosa era La Era!Thursday, July 9, 2009
EN LA TIERRA DEL YO NO SE
¿Cómo te llamas? Mercedes Carmen
¿Dónde vives? En la Calle Santomé entre El Conde y la Arzobispo Nouel.
¿Cuántos años tienes? Seis
¿Cómo se llama tu abuelo? Bienvenido Lora
¿Quién viene a visitar a tu casa? Yo no sé.
¿De qué hablan en tu casa? Yo no sé.
¿Dónde van tus tías a visitar? Yo no sé
¿Quién se queda a dormir en tu casa? Yo no sé.
Era una instrucción militar la que nos habían dado a mis primos Andrés y José Domingo y a mi. Los prisioneros de guerra sólo dan su nombre, rango y número de serie. Los niños de La Era vivíamos en un bellísimo y tropical campo de concentración. Las conversaciones, mayormente susurradas, cesaban repentinamente cuando aparecía una de las trabajadoras. En esos años Doña María Trujillo tuvo la brillante idea de formar una escuela para doncellas donde se les indoctrinaba para trabajar como espías del régimen, copia fiel de los grupos formados por los Nazis en los años 30.
Saturday, July 4, 2009
PAPI, TRUJILLO Y EL CARRO
"Barco grande ande o no ande" era uno de los lemas de Papi. Nada de Austin ni Peugeot ni Opel. Lo de él era American Motors, General Motors, Chrysler, mientras más grande mejor. El Chevrolet Impala que escogió en el 56 era el único en el país, lo que no era tan fascinante como se oye porque había muy pocos carros en el territorio nacional, lo que hacía que un carro de esa envergardura se notara aún más. Color coral, con aletas de gaviota, cromo por todas partes, ventanas eléctricas. El carro quitaba el hipo. Una mañana de verano, Papi de viaje en el interior inspeccionando unos canales de riego o algún otro tipo de construcción, suena el teléfono y es de su oficina. Que dónde está el ingeniero. Que está de viaje de trabajo. Que llame inmediatamente que llegue. Las llamadas empezaron temprano y ya para las tres de la tarde habían sido tantas que Mami estaba segura que Papi iba directo para la tenebrosa Cuarenta, de donde muy pocos salían para contarlo. Nerviosa, temblorosa, sin saber con quién hablar ni qué decir, esperando ansiosamente que llegara Papi. Al fin, como a las cinco, llega Papi con cara de que vio por lo menos un fantasma. Esta es la historia: Una noche de esa semana habíamos ido a visitar a los abuelos en la Zona Colonial y a dar un paseo por el malecón. Al bajar por la Máximo Gomez nos desviaron porque El Jefe estaba tomando su paseo vespertino, no sin que antes el susodicho llegara a darle una ojeada al vehículo. Inmediatamente quiso saber quién era el dueño y cuando se lo dijeron, envió una orden diciendo que un ingeniero joven, casi empezando su carrera, no podía tener un carro de esa índole. Pues Papi tuvo que devolver el carro. No porque no pudiera pagarlo -lo que sí podía y con creces- sino porque el Jefe se había antojado de él para regalárselo a una querida. Como diría el Sr. Ripley, Créalo o No. Un año después Papi compró un Mercury aún más despampanante. Pero tuvo mucho cuidado de no volver a pasear por el malecón a la hora de la caminata del Jefe. Thursday, July 2, 2009
LA CALLE DEL CONDE - PARTE I
"La Ciudad Más Limpia de América. Así se anunciaba la capital en aquellos años de La Era. Y lo era. Limpia. Tranquila. Fresca. No había necesidad de aire acondicionado. Teníamos pijamas de lanilla - las mías con bailarinas rosadas y flores azules, las de mis primos con indios y vaqueros. Aunque no lo crean, las camas tenían "frisas" en el invierno. Las doñas usaban estolas tejidas o de pieles. Mami tenía una de zorro plateado. Las niñas usábamos swetercitos de orlón con botoncitos de perlas comprados en La Opera, pero esa es otra historia. Nadie cerraba la puerta de la calle. Muchos hasta habían perdido la llave. Y cortando la ciudad de este a oeste, de norte a sur, de esperanza a frustración, ahí estaba la Calle del Conde. Donde las chicas iban a pasear para que las admiraran los jóvenes sentados en los cafés o parados en las esquinas. Los piropos, las sonrisas. Mis tías y sus amigas, estudiantes universitarias, con sus faldas de mil varas y sus crinolinas almidonadas que susurraban suave y seductoramente con cada paso que daban.Cuidado con correr. El guardia te está mirando. Cuidado con hablar alto. El guardia te está mirando. Joven, por favor, póngase el saco, no lo lleve doblado sobre el brazo, el guardia lo está mirando y puede pensar que está usted escondiendo un arma. No diga que yo se lo dije, pero aquí los jóvenes desaparecen.
A las cinco de la tarde, toque de corneta desde el Baluarte. Los transeúntes se detienen, los señores se quitan el sombrero, las damas ponen la mano en el pecho. El tráfico de dos vías para. Se arría la bandera. Toque de corneta. Proseguimos nuestra caminata. Cada día igual. A la glorieta del Parque Independencia a jugar "una candelita/a la otra esquinita". Del Parque Independencia al Parque Colón. Un ice-cream soda en la barra de La Opera. Cada tarde, cada anochecer, igual. Sonrisas y murmullos de juventud. Yo niña, viendo las vitrinas, queriéndolo todo. Los grandes entrando al cine. La Ciudad Más Limpia de América anestesiada en su letargo extenso del que saldría algún día para convertirse en lo que es hoy. ¿Y qué es hoy? Lo que quieras, pero definitivamente limpia o tranquila, no.